De una idea a un medicamento
El tiempo medio para que un nuevo medicamento innovador llegue a nuestras manos es de 15 a 20 años. ¿Por qué tanto? Porque hay un largo camino: estudio de la enfermedad, descubrimiento de la diana y la molécula salvadora, ensayos en animales, ensayos en humanos, proceso de autorización por parte de las agencias reguladoras internacionales y nacionales, intentar convencer a las distintas comunidades autónomas o regiones, a los hospitales… En este artículo, además de analizar todo el proceso, veremos el papel tan importante que tienen en el mismo los departamentos de Regulatory Affairs y de Market Access.
Imaginémonos que tenemos una empresa farmacéutica, compañía farmacéutica paneuropea, especializada y dedicada a la investigación, desarrollo, fabricación y comercialización de medicamentos biológicos. Queremos ampliar el negocio, ser rentable y expandirnos, ¿qué necesitamos hacer?
Primer paso: el estudio
Dentro del área terapéutica en la que trabajemos, necesitamos hacer un estudio de mercado, estudiar las enfermedades que hay, su incidencia, prevalencia, mortalidad, morbilidad, etc. Esto se traduce en buscar e identificar necesidades médicas o medical needs, es decir, demandas no cubiertas en los pacientes.
Este paso suele ser muy difícil, ya que hoy en día hay mucha competencia y la gran mayoría de enfermedades están más o menos cubiertas. Hace falta ser demasiado creativo para romper el mercado y tener éxito.
Segundo paso: identificación de need + solución
Una vez identificada la medical need a cubrir, empezamos con la identificación de una solución. Vamos a suponer que esa need la podemos cubrir desarrollando un nuevo medicamento. Aquí entra la fase de validación de la diana terapéutica, identificación del compuesto líder que atacará la diana, obtención de candidatos con distintas propiedades fisicoquímicas, etc.
Una vez identificadas la o las moléculas candidatas, hay que hacer ensayos para ver su eficacia y seguridad in vivo.
Tercer paso: investigación preclínica
En la fase de investigación no clínica o preclínica de un medicamento se ensaya exhaustivamente el o los compuestos seleccionados en animales para evaluar la seguridad de su administración en humanos y su actividad farmacológica.
La fase preclínica incluye: ensayos en células o tejidos (in vitro), modelos computacionales (in silico), pruebas físico-químicas (in chimico) y/o en organismos vivos (in vivo) con la finalidad de conocer la actividad farmacológica y la toxicología del medicamento seleccionado.
Concretamente, lo que se pretende es averiguar cómo se distribuye o elimina el medicamento del organismo (su farmacocinética) y conocer sus efectos, a distintas dosis, en los órganos (su farmacodinamia).
Una vez probada la molécula en animales con resultados satisfactorios, y antes de empezar los ensayos clínicos en humanos, las Agencias Regulatorias deben tener información documentada de que, efectivamente, ese nuevo compuesto con esa formulación es seguro para los seres humanos. Para ello se presentan los resultados preclínicos, resultados in vivo e in vitro, la documentación CMC (formulación del medicamento para uso en pruebas clínicas del inglés Chemical, manufacturing and control) y estudios de farmacología y toxicología.
Para ello presentaremos una solicitud de autorización de ensayos clínicos a la AEMPS, Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, para su evaluación. Toda esta documentación debe acompañarse del protocolo de ensayo clínico y sus anexos, del comprobante del pago de tasas y de la documentación completa de, al menos, uno de los centros que vayan a participar en el ensayo: compromiso del Investigador, aprobación del Comité Ético de Investigación Clínica y conformidad de la Dirección del Centro. De todo ello, se encargará el departamento de Regulatory Affairs.
Cuarto paso: investigación clínica
Esta etapa es necesaria para saber cómo actúa el medicamento en las personas y para averiguar si se trata de un medicamento adecuado y eficaz en el tratamiento de la enfermedad. Está compuesta por varias fases, de Fase I a IV, y se estudia la eficacia y seguridad de los medicamentos candidatos en humanos tanto sanos como enfermos.
Es preciso destacar que los resultados obtenidos en los estudios llevados a cabo en la Fase III son los más importantes ya que proporcionan la base para la aprobación del fármaco.
¿Te parece que hemos llegado pronto hasta aquí? Pues es posible que hayamos estado más de 10 años haciendo estudios de nuestro medicamento sobre humanos. Una vez parece seguro y eficaz, seguimos el proceso.
Quinto paso: la aprobación y registro del medicamento.
Llevamos a cabo la solicitud de registro del medicamento a las agencias reguladoras competentes para que el fármaco pueda ser comercializado. Para ello, el departamento de Regulatory Affairs deberá presentar el Documento Técnico Común (CTD), un informe que puede llegar a tener más de 120.000 páginas y ha de contener toda la información recopilada a lo largo del proceso de investigación y desarrollo del medicamento, demostrando que el nuevo fármaco tendrá el efecto deseado. Este informe se compone de 5 módulos:
- Módulo I. Información puramente administrativa)
- Módulo II. Resumen de los módulos III-V
- Módulo III o de calidad. Documentación farmacéutico
- Módulo IV o de estudios no clínicos. Farmacología/toxicología
- Módulo V o de estudios clínico. Ensayos clínicos
La EMA, European Medicines Agency, revisará toda esta documentación y sólo se fijará en si el medicamento es seguro, eficaz y tiene calidad. Si emite una opinión favorable, el medicamento está aprobado.
Una vez autorizado el fármaco por la EMA, se llevarán a cabo los ensayos en FASE IV o ensayos post-comercialización para estudiar su efectividad y seguridad, así como condiciones de uso distintas de las autorizadas como, por ejemplo, nuevas indicaciones.
Pero que el medicamento esté aprobado por la EMA no quiere decir que lo podamos vender: solo se ha aprobado a nivel internacional, ahora falta a nivel nacional.
Sexto paso: aprobación y autorización por parte de la AEMPS
Una vez que la EMA emite una opinión positiva sobre el medicamento, empieza el proceso de autorización para comercialización en España por parte de la AEMPS.
En este preciso momento, la AEMPS iniciará la redacción del IPT (Índice de posicionamiento terapéutico), el cual va a decidir qué posición va a ocupar este medicamento en función de los resultados clínicos y sus beneficios. Es decir, si va a ser un tratamiento de primera elección (lo cual sería la opción más idónea para el laboratorio ya que así se prescribiría más), de segunda elección, tercera, etc. Este informe lo redactan expertos y de ellos dependerá la buena colocación del medicamento en el algoritmo terapéutico.
Pero no todo termina aquí, ya que en paralelo se libra la eterna batalla del precio y financiación entre el laboratorio y el Ministerio de Sanidad: cuanto más valor terapéutico tenga el medicamento, más probabilidad tendrá éste para ser financiado. El valor terapéutico del medicamento vendrá reflejado en el Dossier de valor del medicamento. El precio lo marcará siempre Sanidad.
Aquí entran en juego dos organismos dependientes del Ministerio de Sanidad: la DGF, Dirección General de Farmacia, y el CIPM, Comité Interministerial de Precios de Referencia. El laboratorio, una vez que el medicamento ha sido aprobado por la AEMPS, presentará su solicitud de financiación a la DGF a través del Dossier de valor y el precio al que quiere venderlo. El acuerdo va al CIPM:
- Si no lo acepta, se devuelve y el laboratorio podrá presentar alegaciones.
- Si no se llega a un acuerdo, el laboratorio puede optar por no financiar el medicamento, lo cual es una decisión arriesgada, porque el precio deberá pagarlo el paciente.
- Suponiendo que Sanidad y el laboratorio han llegado a un acuerdo, el medicamento pasa a ser financiado por Sanidad, y se le atribuye un Código Nacional. Este código pasará a estar registrado en el Nomenclator, una base de datos de medicamentos de prescripción financiados, y ya estará disponible en Atención Primaria o en Atención especializada para ser prescrito.
Una vez obtenido el Código Nacional, el departamento regulatorio se debe encargar del packaging del medicamento: acondicionamiento primario y secundario, y prospecto. Debe incluir toda la información relevante y autorizada del medicamento: el nombre comercial, composición, dosis, forma farmacéutica, fabricante, comercializador, el prospecto, etc. Esta es una labor que también realiza el departamento de Regulatory Affairs.
Aunque el medicamento esté autorizado a nivel nacional, no es suficiente para que empiece a ser dispensando en hospitales y farmacias, se necesita la ayuda del departamento de Acceso al Mercado (Market Access) que se encarga de plantear y ejecutar la estrategia de distribución del medicamento a nivel regional y local.
Séptimo paso: acceso regional y local del medicamento
El Estado le da un presupuesto a cada Comunidad Autónoma, pero cada Comunidad decide qué hacer con ese presupuesto. Es decir, la Comunidad Autónoma decidirá si admitir ese medicamento o no en su Nomenclator.
Esto quiere decir que no solo hay que tener el beneplácito de la EMA, la AEMPS, el DGF y el CIMP, sino también de las 17 CCAA que conforman España. Pero ojo, dentro de cada Comunidad Autónoma hay distintos hospitales y unos pueden aceptar el medicamento mientras que otros no. Depende de cómo vayamos a registrar el medicamento: de manera centralizada, descentralizada, mixta, etc.
¿Qué hace el laboratorio en este caso? Pues aquí es donde entra en juego el departamento de Acceso al mercado y sus piezas fundamentales, los Key Account Managers. Los KAMs son los que median entre el laboratorio y los principales stakeholders para conseguir el acceso del medicamento en esa región, en esa farmacia u hospital. Los stakeholders son aquellos clientes que pueden ser influenciadores para los pagadores o que son directamente pagadores:
- A nivel regional: Consejería de Sanidad de cada Comunidad Autónoma, Dirección General de Farmacia, Colegios oficiales de Farmacia, etc.
- A nivel local: gerentes de hospitales, jefes de farmacia de Atención Primaria, jefes de farmacia de hospitales, etc.
Podríamos seguir profundizando en todos estos aspectos, y lo haremos, pero de momento toda esta información puede servirte para hacerte una idea de los difícil que es comercializar un medicamento. En ALTEN lo conocemos bien ya que somos especialistas en proporcionar soporte a los departamentos de Regulatory Affairs y de Market Access, decisivos e importantes a la hora de comercializar el medicamento.
Raquel Márquez,
Life Sciences Business Manager