Nuevos estándares de reporte ESRS. ¿Una revolución?

En los últimos tiempos existe una alarma generalizada sobre los retos que supone la implementación de las nuevas obligaciones de reporte derivadas de la nueva normativa CSRD y los estándares ESRS. Conferencias, artículos, ponencias, todos hacen hincapié en la diferencias y novedades, creando un clima generalizado de estrés en las empresas. “Va ser muy duro”, “no estamos preparados”, “necesito ayuda”… ¿Cuánto hay de real? En este articulo hacemos un análisis del esfuerzo que supone, mediante la comparación con GRI, el estándar generalmente utilizado hasta la fecha.

Un vistazo a GRI y ESRS

En la actualidad las empresas están reportando en base a los requerimientos de la Ley 11/2018, que si bien marca determinadas obligaciones, no supone un estándar como tal, siendo GRI el utilizado por casi el 90% de las empresas. Bajo esta situación, vamos a ver cuál es el salto que supone pasar del Global Reporting Initiative (GRI) a los European Sustainability Reporting Standards (ESRS).

GRI: Un enfoque global y flexible

El GRI ofrece un marco voluntario reconocido mundialmente que permite a las empresas informar sobre su desempeño en sostenibilidad. Su flexibilidad permite a las organizaciones elegir qué estándares y temas son más relevantes para su informe, adaptando el contenido a sus operaciones específicas y prioridades estratégicas. Esto ha hecho del GRI una opción popular globalmente, adoptada por empresas, ONGs y gobiernos para garantizar transparencia y comparabilidad en los informes de sostenibilidad.

ESRS: Precisión y obligatoriedad en la Unión Europea

Por otro lado, los ESRS, impulsados por la necesidad de unificar los criterios de reporte a lo largo de la Unión Europea, ofrecen un conjunto de normas detalladas que serán obligatorias para las empresas grandes y cotizadas dentro de la UE. Diseñados para asegurar que todos los informes cumplan con normas estrictas, los ESRS enfatizan la coherencia y el cumplimiento con la legislación de la UE, marcando un paso significativo hacia reportes de sostenibilidad más regulados y uniformes.

Diferencias cuantitativas

El primer análisis que se plantea es que los nuevos estándares de la Unión Europea cuentan con más requisitos de divulgación que el GRI, con 1,214 frente a 587, respectivamente. Lo que supone un aumento de mas del doble (si bien no se han considerado los requisitos de los suplementos sectoriales); si seguimos profundizando vemos que el mayor incremento lo suponen los requerimientos de información cualitativa (más del 180% de incremento) pero que los requisitos de información cuantitativa únicamente aumentan un 20%.

En la práctica, esto supone que, a la hora de abordar el reporte, debemos ampliar la información referente a como nuestra compañía se enfrenta a los diferentes aspectos, como gestiona los riesgos y que planes ha implantado, no es tanto una cuestión de incrementar los datos de performance, sino de reportar la forma en que la compañía aborda la sostenibilidad y su impacto en el negocio.

Estudio por temáticas

Si hacemos un estudio por cada una de las temáticas, vemos que los aspectos medioambientales siguen suponiendo el mayor peso de los requerimientos de reporte, pero que los aspectos sociales son los que han supuesto un mayor incremento.

Medio ambiente

En la siguiente tabla se puede observar cómo, en comparación con GRI, los requisitos de divulgación de ESRS se han ampliado considerablemente en áreas como cambio climático y biodiversidad.

Social

Se puede observar que los requisitos han aumentado considerablemente desde los 140 de GRI frente a los 407 de los nuevos ESRS, sobre todo en la parte de aspectos laborales, pero también en la parte de comunidades y consumidores.

Salto cualitativo

Si analizamos el contenido del nuevo estándar, además del importante incremento de requisitos, hay otra serie de aspectos a considerar que debemos tener en cuenta a la hora de abordar el nuevo ejercicio de reporte y de los que ya se ha hecho mucho énfasis en toda la literatura desarrollada hasta el momento:

  • Enfoque en impactos, riesgos y oportunidades. Lo que supone hacer un ejercicio interno de analizar como interactúa mi negocio con la sostenibilidad y cual es mi posición ante ellos.
  • Doble materialidad. Incluyendo una perspectiva financiera que puede modificar la importancia que hasta la fecha estaba dando a determinados aspectos.
  • Información de la cadena de valor. Lo cual puede suponer un importante ejercicio de mis sistemas de información y en la práctica esta suponiendo uno de los mayores retos a los que se están enfrentando las compañías.
  • Verificación externa. Si bien es un nuevo requisito, en la actualidad la mayora de las empresas ya lo vienen realizando.
Conclusiones

Es evidente que la nueva normativa supone un reto para las empresas, pero en la mayoría de los casos parten de un ejercicio que ya se viene realizando en los últimos años, por lo que, si bien hay que hacer hincapié en los nuevos enfoques, esto supone un salto pero no una revolución.

Raúl del Pozo
ESG Technical Business Manager